Mercedes Benz Argentina: cuando no todo es lo que parece
Fuga de Capitales nazis a la Argentina
Era invierno de 1945 y el sueño del imperio nazi había terminado. Berlín ardía. Pero, a pesar del derrumbe del tercer Reich, fueron varios los jerarcas nazis que sobrevivieron, eludiendo las balas aliadas y sin atreverse a morder la cápsula de cianuro. No dudaron, buscaron el más seguro de los refugios para ellos y sus fortunas robadas: Argentina.
En 1943 comienza a preverse el final de la gloria alemana. Para ese año los nazis habían sido vencidos en la batalla de Stalingrado a manos del Ejército Rojo. Ante la amenaza de pasar a la historia como perdedores en la Segunda Guerra Mundial, deciden preparar su retirada clandestina y elaboran una estrategia para enviar al exterior los capitales acumulados en el Reich.
Toda esta gran maniobra centra sus inicios en 1944, año previo a la gran derrota. El 7 de noviembre tuvo lugar una conferencia secreta en la ciudad de Estrasburgo, donde se reunieron jerarcas nazis y los principales líderes empresariales alemanes- el creador de Mercedes Benz, Daimler Benz, era uno de ellos-. Allí se planeó la fuga de capitales hacia países neutrales, dentro de Europa o en zonas periféricas del globo, como la Argentina. Esta exportación clandestina de divisas se produjo junto con el refugio de criminales de guerra en distintos estados. El documento de la conferencia demuestra que el encuentro fue presidido por el director de la empresa Hescho, Friedrich Saied y, como prueba evidente, se titula: “Planes de los industriales alemanes para actividades clandestinas luego de la derrota alemana; la fuga de capitales a países neutrales” (ver documento 1).
La complicada misión acordada en Estrasburgo no podría haberse concretado sin una ayuda gubernamental. El gobierno de Juan Domingo Perón (1946-1955) tenía fuertes y estrechos vínculos, tanto comerciales como ideológicos, con el tercer Reich de Hitler. Eran amplios los beneficios y ayuda provenientes del gobierno peronista para el ingreso y radicación en el país de siniestros personajes como Adolf Eichmann, Josef Mengele, entre otros.
Además de evadir condenas, los individuos de la cúpula del poder nazi querrían salvaguardar las fortunas robadas a los judíos y otras poblaciones durante la Segunda Guerra Mundial, de manera cautelosa y en un lugar seguro, donde ningún secreto sería revelado. Argentina y Mercedes Benz (MB) eran la respuesta a tal cometido.
La fuga tampoco hubiera sido posible sin una persona a quien confiar la totalidad de las operaciones: Jorge Antonio, un empresario local, sería el candidato perfecto. Conoció a Perón en el año 1943, y luego de 6 años empezaron a establecer una relación personal. Con el aval del mismo Daimler Benz, en 1951 asume como director responsable de la sede local de Mercedes Benz y funda otras 60 empresas más. ¿Cómo un simple empresario local logró adquirir la concesión y beneficios de una de las empresas automotrices más reconocidas y valuadas en el mundo? Tal como considera la investigadora alemana Gaby Weber, el constante vínculo con el poder político alemán y el rol de consejero de Perón fueron de gran utilidad para Antonio: un hombre que acumuló grandes sumas de dinero cuyo origen nunca pudo esclarecer.
Tal como se constata en diversos documentos adquiridos en esta investigación sobre los aportes iniciales de MB Argentina, el capital “invertido” en el Estado a través de Mercedes Benz se estima en miles de millones de pesos, dinero que fue importado tanto desde Alemania como también desde cuentas bancarias de Suiza- país que mantuvo una posición neutral durante toda la guerra y que sirvió como “banco” para resguardar capitales alemanes de dudosa procedencia-. Un documento proveniente de la investigación británica “Safehaven report”, establece que, para el final de la guerra, Daimler Benz poseía cuentas en bancos suizos. En esta evidencia probatoria (documento 2) se afirma: “Daimler Benz propuso usar una cuenta bancaria que tenía a su disposición en Suiza”.
Documento 2: informe Safehaven
Durante casi cinco años MB organizó un sistema especial para ingresar el dinero nazi: como pantalla de la fuga de capitales se utilizaron importaciones y exportaciones que fueron desde camiones y automotores hasta medios de transporte tales como ferrys o tranvías. En algunos casos estos productos eran exportados desde ciudades germanas sin recibir un “ingreso de divisas” argentinas a cambio de los mismos, lo cual significaría que en repetidas oportunidades el país no debía pagar por dichos bienes alemanes y que, por ende, varios entraban sin cargo. La Fiscalía Nacional de Recuperación Patrimonial de 1956, encargada de inspeccionar distintas empresas, habría desconfiado de MB Argentina ya que estaba al tanto de la estrategia de "exportación sin ingreso de divisas": una operación desligada del comercio automotriz, cuyo fin radicaba en facilitar el flujo de capitales. Dicho organismo solicitó al ministerio de Relaciones Exteriores que le facilitara, a través del gobierno alemán, “el permiso de exportación de la empresa, sin ingreso de divisas y toda otra documentación otorgada por las autoridades alemanas ” (Documento 3). Por lo tanto, la fiscalía también tenía entendido que la empresa en cuestión había sido establecida en el país debido a un permiso oficial alemán y que, efectivamente, se enviaban bienes sin recibir capitales a cambio.
Documento 3: Carta de la Fiscalía Nacional de Recuperación Patrimonial
El mismo Banco Central estaba al tanto de esta estrategia. Al comienzo de una carta que dicha entidad envió a MB Argentina, se afirma: "Tenemos el agrado de dirigirnos a vosotros con referencia a las gestiones que realizan para que se les autorice la importación, sin uso de divisas, desde Alemania de diversos repuestos para automotores"(ver documento 4).
Documento 4: Carta del Banco Central a Mercedes Benz Argentina
Por otro lado, Antonio recibió también de Mercedes Benz central listas con nombres de personas nazis que debían ser empleados en la empresa como supuestos “especialistas” o "técnicos". Entre ellos estaba Adolf Eichmann, oculto bajo la falsa identidad de Ricardo Klement, lo cual se puede comprobar en el documento titulado “Detalle del personal empleado en el semestre” de MB (ver Doc. 5).
No solo Eichmann se encontraba en planta permanente de la empresa, sino que gran parte de los trabajadores habían pertenecido a la Wehrmacht (ejército alemán), o eran integrantes de la SS. Por lo tanto, puede entenderse que para financiar y asegurar el exilio y radicación de nazis en países fuera de Alemania, la Argentina, en manos de Perón y de un ambicioso Jorge Antonio, fue una de las mejores cartas para jugar.
Documento 5: "Detalle del personal empleado en el semestre"
Investa: una prueba aún más explícita
La financiera Investa es otra gran evidencia de lavado de capitales. En 1953 comenzó a idearse aquel nuevo proyecto, el cual se registra en una carta que Daimler Benz le envió a Jorge Antonio, responsable de MB Argentina. En ese escrito, Daimler asegura que las inversiones provenientes de Alemania desde principios del ´53 hasta octubre del mismo año superaron los 182 millones de pesos. Por consiguiente, debido al éxito de MB en el Estado peronista, creyó conveniente instalar una empresa financiera que se hiciera cargo de aquellas millonarias inversiones extras no necesarias para la evolución de Mercedes Benz (ver doc.6- último párrafo). En otras palabras, se estaba fundando una entidad pura de inversiones, capaz de recibir capitales del exterior, a cambio de ningún bien ni servicio. Este mecanismo era ideal para aquellos jerarcas y oficiales nazis que necesitaban ingresar su dinero a la Argentina.
Otra carta que le envió el empresario alemán a Antonio, comenta: “En dicha nueva empresa, netamente financiera, nosotros tendríamos la mayoría del capital, pero podrían ustedes o sus amigos ingresar como accionistas”, por lo tanto, esto permite que ingrese el capital de aquellos nazis "amigos", vinculados con Antonio (ver doc. 7- primer párrafo). Al respecto, en la investigación también se pudo acceder al documento que establece la fundación de Investa en 1954, en el cual se especifica un capital inicial de 40 millones de pesos (ver doc 8).
Documento 6: correspondencia entre Daimler Benz y Jorge Antonio- Fundación de Investa
Documento 7: correspondencia entre Daimler Benz y Jorge Antonio- Fundación de Investa
Documento 8: capital de Investa
Entonces, ¿Qué recibía la Argentina de Alemania en el período de post-guerra? Inversiones extranjeras y una gran cantidad de responsables o cómplices de crímenes de guerra. Hoy, la fuga de capitales alemanes pareciera estar convirtiéndose en un simple rumor, pero teniendo en cuenta las pruebas recientemente expuestas, detrás de los negocios de Jorge Antonio y, específicamente detrás de Mercedes Benz, estuvo presente el dinero sucio, proveniente de las atrocidades libradas por los nazis en la guerra.